El evento celebrado del 19 al 21 de mayo en los bares Rubí y Santana de la capital segoviana congregó a expertos de diversas disciplinas científicas
Segovia demostró durante tres días que es mucho más que turismo y patrimonio histórico. Del 19 al 21 de mayo, la capital segoviana acogió el festival internacional Pint of Science 2025, donde seis investigadores naturales de El Espinar compartieron sus conocimientos científicos en los bares Rubí y Santana, transformando estos espacios en aulas improvisadas.
Dentro de la organización del festival, han. Estado las espinariegas Claudia y Mariana Yáñez Bartolomé, hermanas gemelas e investigadoras de doctorado en oncología del Instituto Vall d’Hebron de Barcelona. «Pensábamos que Segovia era el sitio perfecto para intentar enseñar a la gente que aquí también se hace investigación en áreas súper diferentes», explica Claudia, responsable de la comunicación y financiación del evento. Pint of Science es un festival internacional que se celebra simultáneamente en los cinco continentes desde hace una década, con el objetivo de democratizar el acceso a la ciencia.
Los seis ponentes espinariegos demostraron la diversidad científica que surge de esta localidad segoviana. Santiago González, responsable de infraestructuras criptográficas de la Policía Nacional en El Escorial, alertó sobre los retos de la criptografía cuántica. «No sabemos cuándo va a explotar esta tecnología, pueden ser meses o años, pero va a ser un cambio brutal a la hora de proteger los datos», explicó González, quien trabaja en la protección de la identidad digital de todos los españoles.
La medicina, en diferentes vertientes estuvo representada por cuatro investigadores de vanguardia. Raquel Rodrígues Díaz, de la Universidad Complutense de Madrid, habló sobre el aneurisma de aorta abdominal, una patología silenciosa cuyo tratamiento podría beneficiarse de los omega-3 según sus recientes investigaciones. David Montalvo García presentó modelos de inteligencia artificial aplicados a imágenes cardíacas para tratar la transposición de grandes vasos y la fibrilación auricular. Andrea Matesanz Cámara compartió su investigación sobre terapias CAR-T para el cáncer infantil, buscando reducir los efectos secundarios de los tratamientos tradicionales. «Lo que más me emocionó fue una madre que vino al final y me habló sobre su hija, que había tenido cáncer de pequeña y ahora estaba curada y estudiando biología», relata Andrea.

David Montalvo, Raquel Rodrígues, Santiago González y Andrea Matesanz
Raúl Rodrígues, doctor en bioquímica, explicó el sistema endocrino utilizando ejemplos cercanos como el tratamiento hormonal de Leo Messi para hacer comprensible este sistema «un poco olvidado» pero fundamental. «Es importante porque muchas de las enfermedades que conocemos no sabemos que vienen dadas por problemas en el sistema endocrino, por ejemplo la diabetes», explicó durante su charla titulada «Del crecimiento y el sueño a probar la orina».
Álvaro Piquero, doctor en Filología Española, sorprendió con «La cuestión palpitante, sexo y erotismo en la poesía del siglo de oro», rescatando textos eróticos prohibidos y censurados durante siglos como «una especie de arqueólogo» de la literatura.
Todos los ponentes coincidieron en que trasladar sus conocimientos del ámbito académico a un bar resultó más gratificante de lo esperado. «Fue una experiencia más positiva de lo que me esperaba. La gente estuvo muy pendiente, hizo muchas preguntas», comenta Álvaro Piquero. Raquel Rodrígues destacó que «la audiencia intervino mucho, mucho más que mis alumnos en muchas clases», mientras que Raúl Rodrígues confesó que «al principio pensaba que iba a ser complicado, pero fue bastante sencillo» adaptar la charla.

Raúl Rodrígues y Álvaro Piquero
Las organizadoras hacen un balance «súper positivo» del evento, destacando «una asistencia súper buena con un público muy variado» que incluyó «gente de todas las edades». Santiago González resumió el sentimiento general: «Cuando dices que eres de Segovia, la gente no piensa que trabajas en ciencia de ningún tipo», haciendo valiosa esta iniciativa de visibilización.
Andrea Matesanz destacó la importancia para las nuevas generaciones: «Es muy importante para hacer ver, sobre todo a los niños más pequeños, que se puede investigar viviendo en Segovia, porque al final si quieres dedicarte a la ciencia, lo importante es que te motive». El éxito de esta edición augura la continuidad del festival, demostrando que Segovia no solo es destino turístico, sino también cuna de investigadores que contribuyen al avance científico, rompiendo las barreras entre la academia y la sociedad.