✍🏻 Jesús Vázquez Ortega
Su nombre bautiza uno de los caminos más conocidos y recorridos por decenas de senderistas, paseantes, ganado y ganaderos. En ocasiones, plató de rodajes cinematográficos o spots publicitarios, pero ¿Quién fue Juan Llanos? Por mucho que he rastreado en archivos, prensa decana y preguntado a los mayores, todos los intentos han sido improductivos.
Una pista
Hace algún tiempo conseguí un plano del antiguo Servicio Provincial Geográfico, elaborado en 1901. Por entonces San Rafael era una extensión escasamente urbanizada, con pocas calles, arenosas e irregulares que, en invierno se convertían en lodazales, por donde los carros circulaban a duras penas, las casas se inundaban un día si y otro también, la población se asemejaba a uno de esos lugares del far west tan vistos en televisión, donde los habitantes se movían entre fango. Estudié el plano, en él se podían ver topónimos hoy olvidados, y senderos ya desaparecidos. De todos, llamaron mi atención los que partían del núcleo principal hacia la montaña, hasta que fijé mi atención en la Cañada de Juan Llanos. Me sorprendió descubrir que dicho camino se prolongaba por parajes que no se correspondían, al menos en parte, con lo que muchos creemos que es el trayecto de esta vereda y, sobre todo, su punto de inicio. Pues bien, la pista comienza en el desvío de la calle Carlos Mendoza aún sin trazar, ascendiendo hacia el campo de fútbol, inexistente en la época, dejando a la derecha la desaparecida fuente de Los Jaboneros para unirse con el cordel del Prado Hondo. Allí sigue durante decenas de metros, cruza otra explanada hasta llegar a Arroyo Seco. A partir de aquí serpentea paralelo superando Collado Hornillo para perderse en tierras de Peguerinos.
Hipótesis
Con estos mimbres, he desarrollado mis propias teorías en torno a esta incógnita. Descartado que fuera un bandolero, pues no consta en los archivos como tal, opté por otorgarle varias personalidades, por supuesto, son ficticias y no se corresponden con la realidad ¿o quizá alguna de ellas por azares aporten una historia cierta? A bote pronto la primera idea fue el que se tratara de algún leñador que recorría el monte con una mula, en la cual transportaba las ramas y troncos que extraía del bosque para posteriormente venderlas en San Rafael o quizá Peguerinos, aquí también surge la interrogante de cuál era su origen ¿fondillero, peguero? El siguiente pensamiento consistió en ligarlo al mundo de la ganadería, ya que al ser una cañada podría haber sido perfectamente un tratante que movía sus reses por los pinares donde pastaban y aleatoriamente se desplazara por el entorno espinariego, zona de la Ávila guadarrameña o localidades de la vertiente madrileña. Está claro que era un hombre cuya vida estuvo unida a la itinerancia, de la que hizo su modo de ganarse el pan. Cabe la posibilidad de que fuera un quincallero que deambulara de un lado a otro reparando cualquier utensilio doméstico y a la vez comerciara con dicho material intentando colocar su mercancía a la clientela a toda costa. Por último, pergeñé la ocurrencia de que se dedicara al pastoreo de ovino por la sierra y descendiera a los núcleos rurales para despachar corderos y queso, algo bastante común por estos pagos. En definitiva, sea quien fuere, Juan Llanos debió ser un personaje muy conocido por el entorno para que su persona haya quedado en la memoria de los que de una u otra manera están unidos al conocimiento de la montaña y la geografía serrana.
Hoy en día
Transcurridos muchos años desde que nuestro protagonista abandonara los montes, todavía perduran las huellas de la vereda de Juan Llanos. Bien es cierto que sus rincones han presenciado el paso del tiempo y, ante todo, el cambio en las costumbres, los personajes que han transitado por su ámbito territorial durante decenas de años o la quietud de su genuina naturaleza. Es de esperar que a pesar de las épocas futuras y lo que conllevan, no sufra ninguna modificación que perjudique su genuina idiosincrasia.
Fuentes consultadas:
Hemerotecas
Servicio Cartográfico del Ejército