Jaime Torreño, Miguel Esperanza, Alfredo Hernando y Raúl del Río realizaron un viaje de 4 días en el que combinaron la práctica del deporte y el ocio por la ciudad
Cuatro espinariegos del Club Deportivo Caloco realizaron este pasado mes de mayo un viaje a Granada para disfrutar de la práctica del deporte que realizan, combinado con el ocio y el turismo en una de las ciudades más bonitas de España. La elección inicial del destino del viaje eran los Pirineos, pero la previsión de tormentas para los días de la aventura les motivó a cambiar su rumbo a Granada. Un lugar que reúne buen clima, carreteras idóneas para la práctica del ciclismo y una ciudad preciosa para visitar en los ratos libres.

Durante una de las etapas
En total realizaron cuatro etapas. El primer día con una ruta para soltar piernas (unos 80 km) desde su campo base en Güejar Sierra hasta La Peza. El segundo día el destino fue Lanjarón, con una etapa de 130 km. El tercer día subieron el Pico Veleta hasta el observatorio, “más no se podía porque estaba lleno de nieve”, señalan. “Y subimos también el Alto de Haza Llanas, que tiene unas rampas que llegan hasta el 21%, es bastante duro y muy conocido. Pasa por allí la Vuelta Ciclista a España este año”. En total en esta tercera etapa recorrieron 70 km con casi 2.300 metros de desnivel positivo. La última etapa la dedicaron a la subida del puerto de El Purche, que es también un puerto durísimo. Realizaron 50 kilómetros y acumularon 1.250 metros de desnivel positivo.

El grupo de amigos con la Alhambra de fondo
“La experiencia para repetirla”, asegura Raúl del Río, que explica que el viaje ha sido muy enriquecedor por combinar el ciclismo y el turismo, el deporte y el ocio, con sus amigos. En cuanto a las anécdotas más destacadas, de las que se puedan contar, resalta el problema mecánico que tuvo Alfredo en la segunda etapa. Partió el núcleo de una de sus ruedas, “y se nos complicó allí un poco la cosa para encontrar una rueda para que pudiera seguir”, declaran. Afortunadamente, los daños tan solo fueron materiales y los cuatro espinariegos consiguieron volver sanos y salvos a sus hogares. “Espero que no sea la última vez que hagamos un viaje de este tipo. Y si alguien se anima estaríamos encantados en ser más gente. Cuantos más mejor”, concluye Raúl.