El mes de marzo, histórico ya que ha sido el mes más lluvioso desde que hay registros, ha supuesto un calvario para los vecinos de las zonas más afectadas por la DANA acontecida hace ya más de año y medio, en la noche del 3 al 4 de septiembre del 2023, y que dejó varios socavones en el municipio. En El Espinar en las calles Arroyo Merlero y Yecla, y en San Rafael en la calle Menacho. Unos socavones que permanecen abiertos, a excepción del de San Rafael que ya está siendo reparado, y que continúan ocasionando perjuicios a los espinariegos y espinariegas que viven en las zonas cercanas, pero también a los vecinos del municipio en general.
Sara García, una de las vecinas de la calle Yecla más afectadas porque vive en el bajo, frente al socavón que deja abierto el arroyo del Boquerón, asegura que han vivido un mes de marzo con momentos de mucha tensión y de miedo, y que los días en los que más ha llovido, hicieron incluso guardias entre su novio y ella para ver cuánto subía el caudal del arroyo. “Con miedo, sinceramente con miedo”, apunta. Yasmani Román, vecino de la calle Arroyo Merlero, comenta: “Acongojado puede ser la palabra. Todos los días de lluvia estando pendiente por las noches. Trasnochando para ver si sucede algo. Por lo menos para poder salir de casa, que no te pille el agua dentro de ella”. Juan Sande, otro vecino de Arroyo Merlero, lamenta que los socavones “nos están interrumpiendo toda la vida cotidiana”, y añade que “parece que somos vecinos de segunda”.
Uno de los principales problemas que generan los agujeros son los cortes de esas calles. Al socavón originado en 2023, la calle Yecla ha sumado un nuevo hundimiento en la parte alta de la vía que ha provocado el corte total al paso de vehículos. Lo que ha afectado aún más a los problemas de movilidad. Los vecinos tienen que aparcar lejos de sus casas con lo que eso conlleva en situaciones en las que van cargados con compra, con muebles, con bolsas de pellet para la calefacción… entre otras cuestiones del día a día.
Por otro lado, sufren problemas a la hora de ventilar. “No puedo tener una casa ventilada como cualquier persona por miedo a que me entren ratas, porque no sería la primera vez”, explica la vecina del bajo de la calle Yecla. “Es algo horrible, porque si tú vienes por la noche, son unas ratas que parecen conejos”, asegura Angélica Velázquez, que vive en la calle Arroyo Merlero. Además, señalan que los olores, sobre todo en verano, son muy fuertes.
“Pedimos que nos dejen la calle arreglada como se han arreglado otras”
El ejemplo de lo que se ha tardado en solventar la obra del socavón de la travesía de San Rafael, en la carretera N-VI, ha indignado aún más a los vecinos. “Lo que queda claro es que, si quien tiene que hacerlo, ponen interés, las cosas se hacen. Aquí lo que sentimos es que estamos totalmente abandonados, es decir, no pedimos nada del otro mundo, pedimos que nos dejen la calle arreglada como se han arreglado otras”, declara Paula Trillo, del bloque número 3 de la calle Arroyo Merlero.
“Que los grupos municipales se pongan todos de acuerdo, igual que han luchado por el socavón de la travesía de San Rafael, por abrir la barrera en el peaje de la AP-6, que hagan lo mismo aquí. Todos somos vecinos de El Espinar y todos tendríamos que intentar arreglar las cosas”, declara Eduardo, presidente del bloque de pisos de la calle Yecla.
Varios afectados de la calle Arroyo Merlero habían dado los primeros pasos para crear una plataforma vecinal, reunieron alrededor de 200 firmas que “las tenemos ahí y las íbamos a haber presentado al ayuntamiento, pues como queja de que esto no podía seguir así. Esto tiene que haber un momento que se arregle”, señala Juan Sande. No las presentaron porque llegaron las maquinas a la zona y pensaron que se iba a solventar la obra, pero no fue así y ahora, “si esto sigue así, pues tenemos que elevar una queja y juntarnos más vecinos, porque nos podemos juntar más todavía, y ver qué pasa con el tema”.
Tal y como indican los vecinos, el Ayuntamiento no contesta a los escritos que presentan los afectados. “No contestan para nada, dan largas…”, explica Eduardo, que además relata que solicitaron al consistorio la devolución del pago del IBI y que ahí “nos han escrito rapidísimamente que para nada nos devolvían nada”.
“La única notificación que tenemos del consistorio fue en septiembre del 2024, cuando vinisteis a hacernos la entrevista, que como está publicado, el alcalde dijo que ya tenían licitadas las obras y que en dos semanas las iniciaban. En dos semanas aquí no vino nadie, vinieron las navidades, estuvieron dos días levantando el asfalto, solo se levantó el asfalto. Estuvo una máquina aparcada entre el vallado durante 15 días, luego se la han llevado, han vuelto a venir a trabajar una semana justo antes de que empezasen las lluvias de marzo para ampliar el agujero y eso es todo lo que sabemos”, declara Paula Trillo.
Yasmani Román, concreta que “dije en septiembre del año pasado que se estaba tomando con mucha parsimonia las obras y no me equivoqué”, e insiste, “se deberían tomar en serio estas obras porque ya no es que nos afecte a nosotros como vecinos, afecta a todo el pueblo. El vecino que gira hacia aquí se encuentra con una calle que no tiene paso, te encuentras con un montón de problemas, pero en general para todo el pueblo”.
“Esto crea bacterias, crea incomodidad, crea que una persona se tire tres horas para ventilar cada cuarto de su casa. Y yo ruego, más que pedir ruego, que se haga de forma rápida para volver a la vida normal. El otro día veía fotos con mi novio y decía que no se acordaba de cuando había calle”, afirma Sara.
“Yo creo que esto va más allá de un solo edificio y esto tiene que ser ya los vecinos del pueblo en general, que son perjudicados porque no pueden llevar a los niños al colegio, no hay movilidad, no se puede aparcar, el pueblo también ha perdido muchísima actividad porque la gente que viene de paseo, los fines de semana, pues ve una zona casi de guerra y entonces pues no tiene interés por estar aquí lo más mínimo”, señala Eduardo.
El alcalde asegura que las obras están licitadas y continuarán cuando baje el caudal de los ríos
Javier Figueredo, alcalde de El Espinar, asegura que “las obras están licitadas. El problema de la administración es que tenemos unos plazos para licitar». Explica que ya hay una empresa adjudicataria y que en San Rafael se han comenzado los primeros trabajos, estando a la espera de que baje el caudal del río para continuar con los demás socavones.
“La canalización que existe entre la calle Arroyo Merlero y el otro lado de la carretera de la Hontanilla se ha metido en una máquina y–– se ha visto que no hay atasco como tal, y parece ser que la infraestructura está bastante bien. Que eso se contaba con tener que abrir toda la vía principal, con lo cual habrá que abrir Arroyo Merlero en lo que queda para acabar de vaciarlo, hacer el encofrado y hacer el cerrado ya de ese agujero, y luego bajar a la calle de abajo para poder hacerlo igual”, detalla Figueredo sobre las obras en El Espinar.
El alcalde reconoce la necesidad de modernización: «La infraestructura de El Espinar es una infraestructura que lleva ochenta años sin arreglarse. Lo que hay que hacer es poco a poco ir cambiando colectores para actualizarlos y que se vayan poniendo con materiales nuevos». Y preguntado por si el consistorio tiene planteado un plan o un proyecto a futuro para hacer frente a esta problemática de las lluvias y los desbordamientos de los arroyos, que ya ha sufrido el pueblo en dos ocasiones en menos de dos años, el alcalde señala que para el pleno del mes de mayo, “habrá noticias de una importante inversión que hay que hacer para acometer ciertas obras”.
Dirigiéndose directamente a los vecinos pide paciencia: «Sabemos que son cosas duras, estar viviendo todos los días con un río abierto en la puerta de tu casa. Pero al final son situaciones que vienen sobrevenidas por el tema de las lluvias y lo que hemos hecho ha sido poner lo que está en la mano de un ayuntamiento, poner dinero, licitar las obras para que cuanto antes estén acabadas y podamos volver a la normalidad». Las intensas lluvias del pasado mes de marzo dejan claro que El Espinar necesita una revisión urgente de su infraestructura para hacer frente a los desafíos del cambio climático.