No te pierdas la charla de Alejandro Rodrigo el viernes 24 de noviembre a las 17:00h en el salón de plenos del Ayuntamiento
Diplomado en Magisterio y Experto Universitario en Análisis e Investigación Criminal por la Universidad Autónoma de Madrid, Alejandro Rodrigo se dedica a la prevención de la violencia dentro del ámbito familiar. Ha trabajado durante más de doce años como Técnico de Libertad Vigilada en Madrid, especializado exclusivamente en casos de Maltrato Intrafamiliar Ascendente. Ha publicado dos libros, el último de estos en este 2023, Adolescencias reales desde dentro, y el primero en 2021, Cómo prevenir conflictos con adolescentes, que es precisamente como se titula la charla que dará el viernes 24 de noviembre en el salón de plenos del Ayuntamiento de El Espinar. Una cita, organizada por el AMPA “Alfa” del IES María Zambrano de El Espinar en colaboración con el consistorio, que no te puedes perder. La redacción de La Voz de El Espinar pudo charlar con Alejandro Rodrigo sobre los temas que iba a tratar en su cita en el municipio.
Sobre las líneas generales de la charla que ofrecerá a las familias, chicos y chicas que se acerquen al salón de plenos del Ayuntamiento, Alejandro comentó que prevenir es siempre más útil y más sano que intervenir. Esta es la clave, la idea fundamental. “La idea fundamental es intentar generar reflexión, pero ayudar a que cada familia comprenda que hay que traducir toda la información a sus peculiaridades, es decir, a las características de cada familia. Porque, yo voy muy en contra, de las guías generalistas que te pautan qué tienes que hacer. Creo que es mucho mejor aportar información y que cada familia sea capaz de traducirlo a su propio hijo”, explica.
El panorama en los últimos años ha cambiado. Tanto, que el principal motivo de consulta de padres y madres a este tipo de expertos es ahora el de las nuevas tecnologías, las redes sociales. El no poder controlar a los adolescentes y su uso de los teléfonos móviles, los videojuegos, el ordenador… Aunque, obviamente, las redes sociales son una herramienta muy útil y que ha supuesto multitud de avances recientes, también es cierto que han originado muchos problemas. “Con el segmento de población que yo trabajo en concreto, está ocurriendo una cosa y es que las nuevas tecnologías dan pie a una capacidad mucho mayor que antes para cometer delitos o conductas negativas, sin que seamos conscientes de ello”.
Trasladando esa mayor facilidad de los adolescentes para cometer delitos a un ejemplo, la tenencia y distribución de contenido sexual explicito sin consentimiento lo es. “A ti te llega una foto de un contenido sexual explicito no consentido, y si tu simplemente se la mandas por WhatsApp a otra persona ya estas dentro del ejercicio de un acto delictivo. Si vamos a este ejemplo, que es un poco extremo, podemos entender que en realidad lo que tenemos son chicos con un arma en la mano que intentan disfrutar de ella o distraerse, pero la realidad es que el mal uso no es un mal uso, el mal uso lleva a conductas muy peligrosas”, para el experto la edad normal para comenzar a utilizar un teléfono móvil son los 14 años.
Tal y como explica Alejandro, la pregunta clave que nos debemos hacer ahora para reflexionar sobre este asunto es, si estamos cometiendo una negligencia al dejar a un chico o chica de 11 años utilizar un dispositivo móvil solo, sin saber lo que hace, o es que si le supervisamos estamos socavando su intimidad. Y preguntado por si las redes sociales están haciendo más mal que bien a nuestros jóvenes, Rodrigo señala que “sin duda. Porque, en nuestras generaciones, yo soy del ochenta, y resolvíamos las cosas por medio de la presencialidad, es decir, tú en el patio del colegio al final te mirabas a la cara con el otro, y te decías lo que te tuvieses que decir y eso acababa ahí. Lo que ocurre es que con las redes sociales no hay presencialidad y hay virtualidad y entonces todos, todos, somos muchísimo más agresivos en la no presencialidad. El ejemplo claro son las situaciones en el coche, donde es mucho más fácil que tu nivel de agresividad ante un conflicto sobrepase límites que en la calle no sobrepasarías. La ausencia de presencialidad está desregulando a todos los chicos”.
“Veo una crisis de autoridad, una crisis de referentes, donde la firmeza para mí es la clave en este descontrol. Estamos perdiendo nuestra firmeza. Que no quiere decir ser punitivos, ni sancionadores, quiere decir que no trasladamos el ser firmes, con todo el amor del mundo, pero esta firmeza, quizá, está promoviendo un descontrol bastante importante”, comenta Alejandro refiriéndose a padres y madres, pero también a referentes externos. Sobre los que también opina que “antes para la adolescencia los referentes culturales, morales, éticos… tenían mucho que ver en la cultura y en distintas cuestiones, y ahora mismo están bastante carentes de referentes, y yo lo achaco a las nuevas tecnologías”.
Alejandro hace hincapié en que, si los adultos no están pendientes de lo que sucede en sus casas, en sus hijos, en cómo se están desarrollando y los problemas que puedan estar teniendo, los adolescentes van a sufrir un descontrol absoluto, “por lo tanto la violencia es súper atractiva, porque empodera muchísimo, ficticiamente claro. Y, además, tiene la recompensa en el aquí y en el ahora, y el ciclo de la violencia hace que cada vez se intensifique más. Uno no llega a un nivel de violencia determinado y se queda ahí toda su vida, no. Cada vez necesita más violencia, es como la adrenalina”.
Y, ¿a qué edad se empiezan a prevenir los conflictos con adolescentes? Pues depende. “Delimitar edades ayuda a la población general a ubicarse. Pero la realidad es que esto es una mentira absoluta. Yo he estado trabajando con chicos de 12 años con un nivel de madurez impresionante y he estado con chavales de 19 con una madurez mucho menor, por lo tanto, el nivel de madurez de cada uno es muy distinto. Entonces, sí, podemos decir que la adolescencia pasa por las edades de comprendidas entre los 14 y los 18, más o menos, pero la realidad es que no tiene ningún tipo de sentido”.
Siguiendo con este asunto, en su primer libro, Cómo prevenir conflictos con adolescentes, Alejandro comenta entrelíneas: “conozco adolescentes de 40 años que van con traje y corbata a trabajar y que los sábados se emborrachan hasta morir, y que los domingos pasan la resaca y vuelven a empezar el lunes. Y esto existe”.
Respecto a las diferencias entre los chicos y chicas que viven en entornos urbanos frente a los que lo hacen en el ámbito rural, el experto destaca que “vivir en lo rural hace que el niño y adolescente pueda autorregular sus límites. Cuando están en la calle, ellos mismos pueden experimentar los riesgos y peligros. Y pueden ir calibrando qué es un riesgo y qué es un peligro. Para mí un riesgo es algo que puedas superar y un peligro algo que no vas a poder superar y, por lo tanto, hay que tener mayor cuidado. En la naturaleza hay muchos tipos de riesgos, el peligro sería, por ejemplo, un acantilado. Lo que ocurre en el mundo rural es que, en el fondo, y en la realidad, eres más capaz de estar tú contigo mismo, por la tarde en el pueblo, en el campo… Y la ciudad es un absoluto caos y es constante el peligro en el que estás. Entonces, claro, la ciudad al final genera, o bien niños abandonados, o bien niños no supervisados. Y no me refiero a que tengas que estar controlando a tu hijo, pero el niño y el preadolescente debía ser capaz de tener suficiente libertad para aprender él mismo a autorregularse delante de riesgos y peligros. Cuando no puede ser así porque le tienes en una urbanización cerrada, estamos coartando experiencias de aprendizaje de los chicos. En este sentido, yo siempre he opinado que la infancia y la adolescencia lo magnifico sería pasarlas en el ámbito rural, y quizás, el momento de la universidad sería un precioso momento para que exploren ellos mismos, desde sus aprendizajes, todo lo que tiene que ver con la ciudad”.
“Si pudiéramos hacer la línea mágica, lo ideal sería vivir en el mundo rural, en la naturaleza, desarrollarte ahí, para luego en la universidad, o más adelante, poder buscarte la vida, emanciparte en un piso compartido… eso es muy sano”, añade Alejandro Rodrigo, que además lanza una frase para reflexionar: “en la ciudad es raro ver niños solos, simplemente esa idea, ya nos está diciendo algo muy evidente. Y, de hecho, cuando ves un chaval solo de 10 años en una ciudad, te sorprendes”.
De El Espinar, el experto en casos de Maltrato Intrafamiliar Ascendente, espera “aprender”, porque asegura que cuando viaja por diferentes lugares de la geografía española escucha diferentes historias, diferentes preguntas, otros puntos de vista y contextos… y eso le hace aprender muchísimo. Sin duda será una charla interesante. Nosotros tuvimos la suerte de hablar con él y escuchar sus reflexiones, y cabe destacar, que merecen la pena. Os espera el viernes 24 de noviembre en el salón de plenos del Ayuntamiento de El Espinar a las 17:00h.