Desde la Junta de Castilla y León aseguran estar al tanto de la situación y señalan que la solución pasa por restaurar el patrimonio, y si no es posible y sigue dando problemas, se valorarán otras alternativas
La parroquia de San Eutropio de El Espinar ha hecho pública en las últimas semanas una nota de prensa en la que expresan su malestar hacia la Junta de Castilla y León por la falta de soluciones ante el problema de las filtraciones que hay en las terrazas laterales del templo, que provocan humedades y caída del agua hacia el propio edificio, es decir, un deterioro generalizado del inmueble, declarado como Bien de Interés Cultural (BIC), y del patrimonio que alberga en su interior.
La redacción de este medio, en un encuentro con el párroco de la iglesia, Alfonso Águeda, ha recogido las explicaciones que este realiza sobre la situación. Águeda hace ya más de 5 años que llegó a esta parroquia y poniendo en contexto la problemática asegura que “dando una vuelta por el edificio y viendo su estado de conservación, observé que cuando llovía el agua caía en varios cuartos y en la escalera de subida al coro, y caía de una manera exagerada. Entonces, comprobé que en las terrazas estaban las grietas de las piedras sueltas, llenas de hierba y que eso provocaba que el agua cayera. Lo limpié, pero eso no fue solución porque siguió cayendo. Y, enseguida hablé con un aparejador que suele trabajar para la diócesis y con un muchacho que trabaja con el tema de impermeabilizaciones de tejados y de canalones”, estos le sugirieron en su momento, dada la dificultad de realizar una impermeabilización, la colocación de unas láminas de Quarcinz, parecidas a las que ya se colocaron en el tejado del edifico. Una solución que sería “a largo plazo y para mucho tiempo”, según señala el cura.
“Mandé una primera solicitud al aparejador de la Junta y me dijeron que tenía que darle más información. Pasó el tiempo, después vimos que seguía cayendo, acudí a las Cortes de Castilla y León y me dijeron que a la Junta de Castilla y León no le sirve con una memoria técnica, sino que tiene que ser un proyecto. Quedamos en hacer un boceto, le hemos hecho, le hemos presentado, y nos han dicho que no les parece oportuno meter un añadido a esas terrazas, al edificio. Que afectaría mucho al impacto visual del edificio y que no consienten en que se ponga. Que sigamos dando cada año una pintura azul, como la que ellos dieron, un clorocaucho, que el sol se lo come en menos de un año, como todo el mundo entiende, lo cual no nos parece solución”, afirma Alfonso Águeda.
La Junta Parroquial de pastoral y de economía de San Eutropio, tras una reunión, ha decidido que “no nos parece serio y por eso hemos lanzado esta propuesta ─la nota de prensa emitida─ después de agotar todas las vías, porque nos parece una broma, por eso hemos puesto ese pitufo pintado de azul”. Aunque, señalan que “el problema no es el color, el problema es la solución a las humedades. Y el problema es que esas humedades están deteriorando el edificio de San Eutropio. En el cuarto de San José está a punto de colapsar un forjado de madera. El cuarto del Cristo ha habido que apuntalarle con dos palos nuevos. En el Retablo de la Inmaculada corre el agua por el estofado. La virgen la he retirado para que no se estropee. Y la Junta sigue diciéndonos que no, que de ninguna manera va a consentir que se pongan esas chapas que ellos sí que lo han puesto ─en la intervención que el gobierno Regional realizó en el año 2016 con la restauración de las cubiertas─. Y ante la impotencia y ante la frustración de no poder hacer nada, pues hemos lanzado en la página web de la parroquia esa información para que todo el mundo sepa dónde estamos, y que esto se está deteriorando y que tenemos las manos atadas. No pedimos dinero, sino en principio, permiso para poder atajarlo y conservar el patrimonio que es lo que nos interesa. Por los feligreses, y por la gente que puede disfrutar de la iglesia”.
La iglesia de San Eutropio fue declarada Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento el 5 de mayo de 1994. Una declaración que para el párroco de El Espinar lastra el poder de actuación ante el problema de las humedades. “Un edificio BIC está especialmente protegido. Lo cual implica que para cualquier actuación hay que pedir permiso a la Junta de Castilla y León. No puedes hacer un mísero taladro, si tienes que cambiar un retrete, dentro de un BIC. Y me parece muy bien que se proteja”, explica Águeda, que para cualquier acometida “hay que hacer un proyecto, hay que hacer un informe de un restaurador, hay que hacer una serie de procesos que te dificultan y que encima te encarece todo tratamiento que quieras hacer para la conservación de este bien”.
Preguntado por los daños sufridos por las humedades y filtraciones de agua, el párroco asegura que “el Retablo de la Inmaculada en breve se colapsará y eso no va a tener remedio porque una madera que lleve más de 10 años humedeciéndose, soportando el estuco, el dorado y todo el estofado, ese soporte es papel, entonces eso ya es irreversible. Los forjados de madera nos han dicho que los podemos cambiar, pero si nos solucionamos la fuente de agua se vuelve a pudrir en cuanto lo pongamos en 4, 5 o 10 años. Entonces, primero solucionar las humedades y después sustituir ese forjado que no tiene remedio”.
Se sienten “atados de pies y manos para hacer cualquier cosa, y lo peor de todo, no nos sentimos escuchados. Cuando ellos no han visitado las terrazas y cuando no saben la problemática de los que estamos ahí arriba viéndolo de cerca. Que vengan, que suban, que lo vean y que después nos digan qué solución ponemos, una solución viable”.
Respuesta de la Junta de Castilla y León
Fuentes de la Delegación Territorial de la Junta de Castilla y León en Segovia, a través de una entrevista con este medio, explican que la ponencia técnica que examinó el caso de la Iglesia de San Eutropio considera una modificación sustancial en el inmueble la propuesta de forrado de zinc y un cambio de sistema de evacuación de aguas. “La ponencia técnica requirió una serie de justificaciones, y al final concluyó que no estaba convenientemente justificado este cambio en el sistema constructivo y la adición de un material nuevo, porque considera, que debe primero, acreditarse que una buena labor de mantenimiento, con un correcto sellado y colocación de esas piezas pueda solucionar esos problemas de humedad que tienen”, señalan. Desde la Delegación Territorial insisten en que desde la intervención que el Gobierno Regional realizó en la cubierta de la nave central de la iglesia y la impermeabilización de esas pasarelas en el año 2016, no han tenido conocimiento de que se hayan realizado labores de mantenimiento e impermeabilización, “por lo tanto, a lo único que se limita la ponencia técnica, en este caso el órgano competente para autorizar esas obras, es que se proceda primero a un correcto mantenimiento. Este es el criterio de intervención en los Bienes de Interés Cultural. Este tipo de materiales o de intervenciones, han de estar justificadas, y nosotros apostamos por el mantenimiento de esas cubiertas, y sólo si fuera infructuoso, que puede serlo, se valoraría este cambio sustancial en ese inmueble”.
Precisamente en la intervención de la Junta en el tejado de la iglesia se utilizaron láminas de zinc, pero para está ocasión la ponencia ha desestimado, hasta ahora, esa opción propuesta por el párroco. La Delegación Territorial asegura que “se autorizan en elementos puntuales, eso es cierto, en elementos puntuales ese tipo de láminas se autorizan. Pero aquí se introduce un elemento, digamos, ajeno, que la verdad es que sí que se entiende que tiene una afección importante. No significa, insisto, que no se autorice esa intervención, lo que viene a decir la ponencia es que es consecuencia de la falta de mantenimiento en esas zonas”. Aseguran que han mantenido reuniones para tratar la posible solución a la problemática que existe en el edificio, “de hecho, el jueves de la semana pasada ─21 de marzo─ estuvimos reunidos ya los técnicos-arquitectos del Obispado de Segovia, junto con el delegado de patrimonio cultural del Obispado de Segovia y la Dirección General de Patrimonio Cultural, y convenimos una solución a estudiar distinta a la que nos propusieron, y ahora estamos en fase de estudio para que nos presenten una documentación con esa otra propuesta que la consideramos más correcta y que respeta los criterios de intervención en un monumento”.
La intervención a las filtraciones y las humedades “claro que necesita ser urgente”, señalan, pero “también quiero recordar que el deber de conservación es competencia de la propiedad”. Eso sí, para cualquier acometida que se realice se necesita una licencia municipal de obras, la licitación municipal, la autorización de la ponencia, tal y como explican. Este proceso de tramitación administrativo ha llevado al párroco a sentirse “atado de pies y manos”. Desde la Junta declaran que “lamentablemente no compartimos la opinión del párroco, nosotros tenemos un dossier fotográfico, y demás, de distintas visitas realizadas desde el año 2015. En este sentido, para muestra, un botón, hemos tenido una reunión, bueno, de las sucesivas reuniones que tenemos con el órgano competente en el Obispado, que es la delegación de patrimonio, la última fue el jueves de la semana pasada junto con los técnicos para buscar una solución, que hemos encontrado en este proyecto, con lo cual, no entendemos muy bien cuál es la falta de atención de la Junta, porque no es así. Nosotros, en este sentido, siempre estamos de la mano y colaborando con el Obispado. No obstante, hay un convenio de colaboración donde también se aporta una gran dotación económica para la restauración del patrimonio de la Iglesia”.
El mensaje que lanzan desde la Junta de Castilla y León es “contrario al del párroco”. Aseguran que la “colaboración es constante, con la Diócesis de Segovia. Las soluciones son varias para mantener y conservar el patrimonio cultural. Y en este caso, no es que negamos los problemas en las pasarelas, claro que los hay, de humedad, y claro que hay que buscar una solución. Pero esa solución pasa por muchas posibles soluciones técnicas y por unos criterios de intervención en los Bienes de Interés Cultural. Por eso hemos convenido, vamos es que hay un acuerdo, para que nos presenten otro tipo de solución técnica que tenga menos impacto, que procure no introducir este elemento ajeno en gran parte de la superficie, y comprobar cómo funciona. El seguimiento de los técnicos de servicio ha sido constante. Así que, no hay una desatención en absoluto por parte de la Junta de Castila y León a ningún nivel, ni a nivel técnico ni mucho menos”.
“La solución, si podemos resumirla, es restaurar. No es tapar lo que está mal con un elemento nuevo. La solución es restaurar el patrimonio que se nos ha dado y que tenemos que conservar. Vamos a intentar restaurar el patrimonio que tenemos y si no es posible y sigue dando esos problemas, valoraremos otro tipo de soluciones técnicas”, comentando la posible solución que se propone desde la parroquia, con la colocación de las láminas de zinc y arreglo de la canalización de agua hacia las gárgolas, la Delegación asegura que “con lo que nos presentan, son unas láminas de zinc, que harían que el agua cayera como una cascada por todos los muros de la Iglesia. Creemos que incluso esa solución causaría más daño a los paramentos de la Iglesia que una correcta restauración”.