Charanga El Boquerón
Dejamos el coche frente al Hostal la Romerosa, donde tuvimos un gran recibimiento por parte de los dueños y lugar en el que pasaríamos el fin de semana junto al resto de charangas, aprovecho para agradecer a la recepcionista, Blanca, por su gran amabilidad, ella sería la primera amiga que haríamos en Riaza. Después de dejar las fundas y mochilas en el hostal, procedimos a realizar nuestra tradicional cata de botellines antes de un bolo, donde ya empezaron a aparecer los primeros músicos de otras charangas, más gente que añadir a la lista de nuevos amigos.
Finalmente llegaron las 12:00h, y con los nervios a flor de piel, las cuatro charangas comenzamos el pasacalles desde el colegio del pueblo hasta su maravillosa plaza, donde cada una realizamos una pequeña presentación, para acabar tocando todos juntos el único e inigualable Bakalao Salao, momento que nunca se borrará de nuestras memorias. Tras haber vivido esto ya no quedaban temores ni angustias, solo ganas de tocar y disfrutar junto con nuestros compañeros de gremio, el resto de la mañana se podría definir en tres palabras: música, felicidad y compañerismo.
Sobre las 15:00h hicimos una pequeña parada para comer todos juntos, donde cerramos amistades y nos conocimos del todo, a partir de ese momento fue cuando empezó a llegar gente de verdad, las calles estaban a reventar, nunca habíamos estado en un lugar así. Seguimos tocando todos juntos hasta que llegó la hora del segundo pasacalles, donde empezamos a ver caras espinariegas, nuestro exclusivo club de fans, que nunca falla. Tras una larga e increíble tarde de música llegó la hora de la cena, a estas alturas la cata de botellines ya había hecho su efecto y entre todos deleitamos a los camareros del restaurante con un conjunto de pasodobles improvisados y un poco desafinados.
Pese al mal rato que les dimos, nos sacaron la cena y empezamos a comer. Después de la cena ya era hora de dejar los instrumentos en el hostal, algo que muchos vecinos agradecieron. El resto de la noche la dejo para el recuerdo de nuestras memorias. Por suerte o por desgracia, llegó la mañana del domingo, y todos sabíamos lo que tocaba: decir adiós a este increíble pueblo y secarnos las lágrimas tras haber vivido una experiencia única e inolvidable. Despedimos a nuestros compañeros músicos, a Blanca y también a Angelines, propietaria del Bar Plaza, local en el que pasamos unas cuantas horas cuando el sol no nos veía, aunque esa es otra historia.
A modo de conclusión, Riaza ha significado muchísimo para nosotros, ya que siendo una charanga con una media de 18 años de edad y apenas 10 meses de antigüedad, hemos vivido cosas que no podríamos ni haber soñado sin la música. Y se podría decir que nuestro esfuerzo y ganas se han visto reflejados en ese maravilloso festival, donde de verdad hemos entendido el significado de lo que es una charanga y las cosas tan especiales que pueden nacer de ella. Muchas gracias a la Asociación el Rasero y al Ayuntamiento de Riaza por darnos esta oportunidad, a la Cubalibre, la Huevera y la Alianza por ser como son y habernos tratado tan bien, y finalmente gracias a la música, pilar fundamental de nuestras vidas y sin la cual no seríamos nada. Un abrazo y un saludo desde Charanga El Boquerón, nos vemos por los bares.