PSICOLOGÍA Y SALUD SEXUAL
Mª del Consuelo Cuenca
Psicóloga-Sexóloga
“Para viajar lejos, no hay mejor nave que un libro”. Emily Dickinson
A lo largo de los tiempos, las narraciones orales o escritas so una forma de entretenimiento. Reflejan las características de una cultura de una sociedad como son las leyendas, los mitos, los cuentos, etc. Acercarse a los libros mediante la lectura es un camino fructífero, favorece la imaginación; y a su vez el hábito por la lectura como un medio de distracción o conocimiento.
Cuando el adulto lee con y para un infante favorece una conexión entre ambos. A través de la lectura mejora el lenguaje a nivel comprensivo y expresivo, estimula la imaginación, mejora el conocimiento y la comprensión del mundo interno y externo. El adulto al narrar suele versionar a su parecer y favorece que el menor partícipe en la historia. Luego, el cuento ofrece la oportunidad de compartir no solo lectura, sino también el afecto.
Son más atractivos para los niños/as de corta edad que los cuentos sean de pocas hojas duras, con colores atractivos, de frases sencillas y cortas. Las imágenes deben ser claras y que hablen por sí solas. El objetivo del cuento es activar sus sentidos con ilustraciones llamativas, que tengan objetos para tocar y/o sonidos.
La elección del cuento y su contenido debe estar en función de la edad. Las historias pueden ser de animales, de hadas, de costumbres, rimas, cuentos, fábulas, leyendas o relatos de historias reales. Es importante también, disponer en casa de un lugar accesible de libros para que puedan cogerlos libremente y manipularlos.
No hay que olvidar que el acompañamiento del adulto es necesario para impulsar el proceso de aprendizaje de lectura. Inicialmente, en los primeros años, la lectura o “cuentacuentos” es un momento y espacio compartido exclusivo entre el adulto y el menor. Este es un momento de expansión en que se amplía el lazo afectivo. Es conveniente una lectura en voz alta, seguida con el dedo para que el niño/a se entere de lo expresado, observe las letras, que se lee de izquierda a derecha y que tiene un inicio y un final. Al acabar la narración es recomendable hacer preguntas, realizar comentarios acerca de escuchado y visto en el libro; así como, que relate la historia narrada con sus palabras.
La lectura conjunta de los cuentos alfabetiza al menor y estimula la satisfacción de leer. En ocasiones, el pequeño/a llega a rememorar el contenido del cuento como un juego, lo que favorece que sea un lector espontáneo.
El cuento además de ser un instrumento educativo, tiene un matiz terapéutico. A menudo, en consulta utilizo cuentos relacionados con el problema que presenta el menor. La historia elegida pude facilitar el afrontamiento a miedos, duelo por la pérdida de un ser querido, control de esfínteres, etc. En otros casos, promueve la curiosidad, estimula su imaginación, desarrolla su inteligencia, facilita que identifique sentimientos y emociones o de respuesta a sus necesidades.
En general, los personajes y sus dificultades de las historias se relacionan con el simbolismo inconsciente. Por tanto, los niños/as pueden proyectar sus angustias, temores y conflictos, logrando concretarlos y manejarlos al ponerlas fuera de sí, facilitando su elaboración y resolución. Por consiguiente, pone al niño/a en contacto con problemas reales o ficticios, potenciando la reflexión, lo que le ayuda a dar respuestas a los mismos.
Los personajes de la historia basados en los convencionalismos sociales contribuyen al aprendizaje de hábitos de conducta en el entorno social. En los cuentos, los elementos psicológicos se relacionan con la identificación de los personajes, facilitando su comprensión y percatándose en cómo afrontar y solucionar los diferentes conflictos. Las historias promueven los valores y estimulan el desarrollo socio-afectivo, mediante las actitudes y comportamientos de los personajes, así como darse cuenta de las consecuencias.
Para los menores entre 0-3 años, son adecuados los cuentos de fantasía con un final feliz o reparador. Para los de 3-6 años son recomendables aquellos relacionados con personajes fantásticos o reales. Siendo beneficiosos los de repeticiones rimadas, juegos de palabras y diálogos; en los que, la trama esté centrada en lo que hacen los protagonistas, lo que piensan y sienten. Por consiguiente, leer es una actividad muy significativa porque potencia el desarrollo de todas las capacidades del niño/a.
Podemos concluir que los cuentos transmiten la herencia cultural de diferentes generaciones, tienen un carácter educativo y terapéutico, al potenciar el desarrollo psicológico y social de los infantes.