El presidente de la Asociación Regional de Familias Adoptantes y Acogedoras de Castilla y León, Javier Álvarez Osorio, anima a las familias a formar parte del programa de acogida
El Espinar acogió el pasado domingo 13 de octubre la campaña de difusión del acogimiento familiar de ARFACYL, la Asociación Regional de Familias Adoptantes y Acogedoras de Castilla y León. Una jornada en la que se colocaron más de 300 felpudos en la Plaza de la Constitución con nombres de niñas, niños y adolescentes que viven en centros de acogida en Castilla y León a la espera de una familia que les proporcione un hogar seguro. Además, se instaló una mesa informativa donde varias familias acogedoras explicaron en qué consiste esta medida de protección y contaron en primera persona sus experiencias sobre lo que les ha supuesto ser madre o padre de acogida. Tras esto, el salón de plenos del Ayuntamiento de El Espinar fue testigo de una charla informativa.
El objetivo de esta campaña es precisamente trasladar a todas las personas interesadas información sobre cómo funciona el acogimiento familiar. Lo primero que se debe conocer es que el sistema de protección en España está trasferido a las comunidades autónomas. Y actualmente en Castilla y León, tal y como explica Javier Álvarez Osorio, presidente de ARFACYL, hay, aproximadamente, unos 1.500 niños y niñas dentro del sistema de protección, de los que la mitad se encuentran en centros de acogida y la otra mitad en familias. Asegura que hay un compromiso, por parte de las comunidades autónomas y también del gobierno central, de desinstitucionalización de chicos y chicas que están en centros, es decir, se pretende que en 2026 deje de haber niños y niñas menores de 6 años en los centros, y para el año 2031 que no haya menores de 10. Es importante que las administraciones hayan adquirido este compromiso, pero es imposible de llevar a cabo si no hay familias acogedoras.
Por eso, con esta campaña, entre otras acciones, se pretende que aumente la cifra de hogares acogedores. Porque la vida para los menores en una familia respecto a un centro supone que “todo sean ventajas. El cuidado familiar es un cuidado de 365 días y 24 horas. La familia siempre está disponible. Los referentes que se crean y los vínculos que se establecen están respaldados en cualquier momento. Los cuidadores en los centros tienen sus periodos de vacaciones, tienen sus fines de semana y tienen sus horarios de trabajo. Con lo cual hay momentos en que pueda haber necesidades por parte de los chicos y chicas que están en los centros y su persona de referencia, con la que ha establecido esos vínculos, puede que en ese momento no esté, que esté de vacaciones u otras circunstancias que se den. Después, la forma de establecer esa relación no es lo mismo. Cuando es una relación laboral, por mucho compromiso que tengan los educadores, que les hay muy buenos y muy comprometidos, que la que puede ofrecer una familia con la incondicionalidad que en su momento pueda dar para ese chico o chica. Los vínculos que se generan en una familia y el vivir en un marco de relaciones familiares es diferente a un marco de relaciones que puedan establecerse en centros”, comenta el presidente de ARFACYL.
Preguntado por cómo un ciudadano puede aportar su granito de arena en este asunto, Javier Álvarez Osorio señala que “lo primero que tenemos que hacer es darle carta de naturaleza, que se hable del acogimiento familiar. Que la gente, las familias y la sociedad en general, conozca qué es, conozca qué necesidades hay, conozca cómo se realiza, cómo es la forma de realizar el acogimiento… y eso pasa por esta información, por estas campañas, y a partir de ahí, de ese conocimiento, pues se anime a dar el paso porque el acogimiento está accesible para prácticamente todo el mundo”. Lo primordial para acoger a un menor en esta situación es la voluntad. “La voluntad, la capacidad, y el querer y tener algo que ofrecer a esos chicos y chicas. Y eso prácticamente lo tenemos todos, el poder ofrecer tu entorno familiar y tu construcción familiar para proteger a un chico o una chica que no tiene esa familia, que le pueda atender en esos momentos”.
“El acogimiento no solo aporta beneficios para el chico o chica que es acogido, sino también los aporta a la familia acogedora. El otro día contaba una madre acogedora, que la experiencia que le ha supuesto, y lo que les ha aportado de crecimiento como personas a sus propios hijos biológicos, el haber incluido en su familia a un chico de acogimiento, es algo que es incuestionable, y que ella lo ha visto como un referente de algo positivo. Y después, el propio crecimiento personal, la satisfacción de poder aportar algo que tú tienes, no solo económicamente hablando. Al final, es una cuestión de crecimiento personal, satisfacción, y que no solo son beneficios para el chico o la chica, sino también para la propia persona que realiza el acogimiento”, concluye Javier Álvarez Osorio, presidente de ARFACYL, animando a las familias a formar parte del acogimiento familiar.