una espinariega en el top de la química orgánica
Licenciada en Químicas por la Universidad Autónoma de Madrid, con un Doctorado Summa cum Laude (es decir, con la máxima puntuación), entre su múltiple formación, Belén Martín Matute es actualmente investigadora y catedrática de la Universidad de Estocolmo.
Lleva allí desde el año 2008. Pasó en Madrid su infancia. Y, tras haber veraneado y haber venido muchos fines de semana al municipio, ella y su familia se trasladaron a El Espinar cuando Belén acabó el instituto.
Se sacó la carrera, hizo un doctorado, un post doctorado, y cogió las maletas con destino a Suecia, ni más ni menos, para tratar de desarrollar allí su labor profesional. Y así sigue.
Y es que Belén ha conseguido la excelencia científica. Ha sido premiada en diversas ocasiones, por diferentes organizaciones y organismos, nacionales e internacionales. Esta especializada en química orgánica y en concreto en desarrollar procesos catalíticos.
Y, quizás, lo que más llama la atención, por ser la primera española en conseguirlo, es su ingreso a principios del año pasado en la Real Academia de las Ciencias de Suecia en la clase de química. Academia que decide los Premios Nobel cada año.
Nosotros tuvimos la suerte de charlar con ella, en una visita de la científica espinarega a su familia en el municipio. Y esto fue lo que nos contó:
Belén asegura que es un orgullo ser la primera española en ingresar en la Real Academia de las Ciencias de Sueca y votar a los Premios Nobel de su especialidad
P: Belén, yo quería comenzar por tus inicios. Tú naciste aquí en El Espinar, pasaste aquí tu infancia, ¿cómo lo recuerdas?:
R: Yo nací en Madrid, porque mis padres vivían en Madrid. Ellos son de aquí. Pero cuando yo tenía 18, justo después de la selectividad, bueno, de hecho, un año antes, ya mi padre y mi hermana se mudaron aquí. Y mi madre y yo nos esperamos en Madrid, para acabar la selectividad, y nos mudamos justo cuando yo hice la selectividad. Pero vamos todos los veranos… yo recuerdo mi infancia, absolutamente todos los fines de semana en el Renault 12, con el calor, viniendo a El Espinar. O sea, que sí que tengo muchos recuerdos.
P: ¿Qué recuerdas de esos años aquí, veraneando en el municipio?
R: Pues a mi abuela, es lo que más recuerdo. La quería, y quiero, muchísimo. Íbamos con ella mucho. Recuerdo el Pinarillo, las Fiestas… y el drama que era irse después del verano, a Madrid. También recuerdo a mis amigas, con las sigo muy unida.
P: Después de la selectividad, ¿sí que pasaste más tiempo en el municipio? ¿Has vivido alguna vez de continuo en El Espinar?:
R: Sí, a la universidad iba todos los días desde aquí. Luego ya empecé el doctorado y estuve dos años aquí y los dos últimos ya me fui a Madrid porque era demasiado ir y venir todos los días, en ese periodo tan intenso.
P: ¿Estudiaste Química en la Universidad Autónoma de Madrid, donde también te sacaste ese doctorado?
R: Sí, aprobé allí la Licenciatura de Química, pero el último año me fui de ERASMUS, más que nada porque hablaba muy mal inglés. Y yo pensé ya en aquellos entonces que, o me ponía las pilas o me iba a quedar atascada, para donde yo quería llegar, así que me fui a Gales, que bueno, no es que hablaran mucho inglés, porque hablan galés, pero tenía la educación en el inglés, y aprendí mucho.
P: Vas a Gales en ese ERASMUS y Estocolmo es el destino que eliges para desarrollar tu profesión:
R: Después de Gales pasé cuatro años en Madrid haciendo el doctorado, y durante ese periodo también estuve temporadas en Estados Unidos, en Boston, y en Canadá, en Toronto. Después del doctorado, para sacar una plaza en la universidad española, tenías que tener experiencia de investigación en el extranjero de al menos dos años. Entonces, descubrí un grupo en Suecia, en Estocolmo, que trabajaban en lo que a mí me interesaba, en particular en catálisis de metales de transición, y escribí al catedrático directamente. Me aceptó inmediatamente. Me fui allí dos años y medio, y luego volví con una plaza a la Universidad Autónoma de Madrid, en la que estuve un año y medio antes de volverme a Suecia de nuevo en el 2008.
P: Aunque luego hablemos de ello más en concreto, dedicarte a la química orgánica, es algo muy específico. ¿Tú desde pequeña tenías claro que querías ser química, profesora de química, investigadora?:
R: No, para nada. Científica sí. Siempre me ha gustado observar y ver resultados, pensar, elaborar teorías. Mi cerebro era, y es, científico. Pero en el instituto me dio clase una profesora de química, Josefina se llamaba, no sé su apellido y la he intentado buscar y no la he encontrado, que me inspiró muchísimo por la química. En aquel momento supe que sería química, y de hecho hice la selectividad, y puse como primera opción química, y en segunda medicina. Y la química orgánica, es que no me gustaba nada. Pero qué pasó, que encontré a otro profesor en la universidad que me inspiró tantísimo… El papel de los profesores es tan importante en la sociedad, pueden marcar totalmente tu trayectoria de vida. Y fue por ese profesor, con el que luego hice la tesis, que me empezó a fascinar la química orgánica.
P: Un profesor puede marcar tanto hasta el punto que tú comentas, que a ti te ha marcado la especialización de tu profesión. ¿Cómo te gusta que te cataloguen, como profesora, como investigadora, como ambas? Eres un poco todo, ¿no?:
R: Pues ambas. Me gustan las dos cosas. Creo que no estaría satisfecha sin la una ni la otra. Además, es que están muy unidas. Yo ya no estoy en el laboratorio haciendo los experimentos, están mis estudiantes de doctorado, y los estudiantes de postdoctorado que vienen a trabajar conmigo, y supervisarlos también es una manera de enseñar. Entonces, enseñanza e investigación, tienen que ir de la mano. También doy muchas clases de diferentes aspectos de la química en el Master de la Universidad de Estocolmo.
P: 2008 es el año en el que te vas definitivamente a Estocolmo, ¿por qué fuiste allí el concreto?:
R: Pues, como he comentado, hice un post doctorado allí, que fue de dos años y medio, y volví a la Autónoma de Madrid. Pero el sistema español estaba en cierto sentido un poco limitado a la hora de apoyar a investigadores jóvenes, ahora esto creo que está mucho mejor. Pero en aquel entonces, yo sentía que era un poco esperar a que tocara turno. Y yo pensé, ahora es cuando tengo energía, y si quiero hacer algo el momento es ahora. Y salió una plaza en la misma universidad donde yo había hecho el post doctorado, la Universidad de Estocolmo, y pensé, bueno, al menos ya sé dónde voy, ya conocía la ciudad, conocía el ambiente, sabía que era un sitio donde me gustaba vivir, y la pedí. Saqué esa primera plaza que era por cuatro años, y aunque no sabía lo que iba a pasar después, no quería quedarme preguntando, ¿qué hubiera pasado si…? Entonces cogí las maletas y me fui. Y luego, una tras otra, pues allí sigo.
P: Y allí, antes de continuar hablando de tu profesión, conociste a Joel, tu marido, y allí se han criado tus dos pequeños, Oliver y Leo, has criado una familia en Estocolmo. De Madrid a El Espinar y de El Espinar a Estocolmo.
R: Sí, así es. Mi corazón está partido, no sé dónde considero casa, pero tengo la suerte de sentirme muy bien allí y de sentirme muy bien aquí, así que como yo digo, tengo lo mejor de los dos sitios y me siento privilegiada por ello.
P: Estos días previos que hemos hablado por WhatsApp, para concertar esta entrevista, te dije que te iba a grabar y te pusiste un poco nerviosa porque me dijiste que, claro, llevas 20 años fuera de España y que te cuesta incluso un poco hasta hablar español cuando llegas aquí:
R: Sí, sí me cuesta. Hablamos continuamente tres idiomas, inglés, sueco y español. Sobre todo, cuando acabo de aterrizar en España, me cuesta un poco. Si llevo aquí una semana, ya me empiezo a acostumbrar. Por ejemplo, el sonido de la R me cuesta mucho, porque la R doble allí no está. Pero sí, 20 años mezclando idiomas me hace pensar que voy a acabar hablando mal los tres, porque se me está perdiendo el mío y los otros, pues nunca los voy a hablar con la soltura con la que hablas una lengua materna.
P: ¿Cómo es vivir en Estocolmo?:
R: R: Pues es un lugar fácil para vivir. Fácil y difícil, depende un poco de tu personalidad. Se vive muy tranquilo. El invierno es un poco duro, por la falta de luz. Es muy difícil conocer a los suecos, pero una vez que los conoces, los tienes absolutamente para toda la vida. Aparte del tiempo y la familia, que por supuesto es lo más importante, es la espontaneidad. Es todo tan organizado, que todo está planeado, incluso el día a día.
Digamos que, llamas a un amigo para tomar un café, y te dice: “Espera que miro mi agenda”. Y te dice: “En tres semanas puedo”. Y ya se te quitan las ganas un poco. Entonces, a lo mejor es lo que es un poco más difícil, pero es un lugar muy fácil de vivir. Todo está organizado, toda la gente es respetuosa, y yo siento que soy parte de esa comunidad.
P: A nivel de servicios sociales y de otras cuestiones como la educación, siempre nos solemos fijar en esos países, no solo en Suecia, sino también en los demás países escandinavos, ¿es así, se nota una diferencia grande?:
R: Yo hablo desde el punto de vista que tengo, mis hijos no han sido educados en España, entonces a lo mejor tengo un punto de vista sesgado, pero allí todo tiene un apoyo social enorme. Pagamos muchos impuestos, y la gente está muy orgullosa de pagarlos. Y, de hecho, cuando alguien ve que alguien no ha declarado algo, o abusa del sistema lo denuncia.
La gente está feliz por eso, porque cae de nuevo en la sociedad, prácticamente solo hay escuelas públicas. Y el apoyo es en todos los sentidos de la educación, también desde iniciación a todos los deportes, a la música, todo… Todos los niños tienen muchas oportunidades. Por ejemplo, mis hijos juegan al hockey sobre hielo, que es uno de los deportes más caros de practicar por la equipación que llevan. Pero es que allí, te lo dejan todo y hay también mucha cultura de segunda mano. Mi hijo toca el violín, pues el violín te lo dejan y lo devuelves cuando no quiera tocarlo más. Se intenta que no haya limitaciones para los niños. Toda la sociedad está muy mezclada, todos somos iguales, y a mí eso me gusta mucho.
P: Cuéntame, Belén, tú estás especializada en química orgánica, en concreto, desarrollas procesos catalíticos, para que lo entendamos, las personas que no estamos especializadas en química, ¿qué son los procesos catalíticos y para qué sirven?:
R: Para cualquier reacción química, siempre necesitas un input de energía, para que cualquier compuesto se transforme en otro compuesto. Y esa energía puede ser tan alta que hace que esa transformación no sea viable. Entonces lo que hacemos es usar un catalizador que hace que la reacción vaya, digamos, por otro mecanismo diferente, y que baje la energía necesaria. Los catalizadores hacen que muchas reacciones químicas sean posibles, y puedan tener lugar. Sin un catalizador no existe esa reacción. Y yo eso lo aplico en particular al campo de la síntesis de moléculas orgánicas. Los compuestos farmacéuticos son moléculas orgánicas muy complejas que tienen una gran cantidad de átomos de nitrógeno, flúor, cloro, oxígeno… Y para poner ese átomo de oxígeno, o de flúor… en una posición específica de una molécula se necesita un catalizador que deja poner esa funcionalidad en esa posición, y no en otra. Para esto hay que diseñar un catalizador específico, que haga que la reacción química sea posible, y que además ocurra en la manera que queremos que tenga lugar, lo que llamamos con alta selectividad.
Cuando hablo con niños les digo que es como jugar al Lego, a ti te dan muchas fichas y las tienes que colocar en cierta manera. Y solamente de esa manera. Tus manos son ese catalizador que hacen que las fichas se pongan en cierto orden para hacer esa figura. Eso es lo que hace un catalizador. Sin las manos no hay figuras, y además las manos hacen que las piezas estén en un determinado orden, y no en otro.
P: Corrígeme si me equivoco, porque yo no conocía los procesos catalíticos. Por lo que hemos hablado antes, ¿los catalizadores evitan que se genere mucho dióxido de carbono? ¿Serían reguladores de las emisiones que generan esos procesos que has dicho?:
R: Eso es, específicamente, para un catalizador de un coche. Lo que evita que el monóxido de carbono se escape, porque es un gas tóxico y nos moriríamos. En este caso, es al contrario, se genera dióxido de carbono, pero evita que se genere monóxido de carbono, que nos mataría instantáneamente.
P: Has recibido diferentes premios de diferentes organizaciones pero, quizás, la noticia que mayor notoriedad alcanza es tu ingreso en la Real Academia de las Ciencias Suecas a principios del año pasado. ¿Cómo fue para entrar en la academia?:
R: La Academia tiene un proceso de nominación en el que eligen entre todos los profesores, catedráticos de las universidades de Suecia y también de los otros países nórdicos, Dinamarca, Noruega… y bueno, pues fui una de los nominados. Hacen un estudio de cuál es la competencia que más se necesita en la Academia en ese momento, y qué tipo de perfiles se necesitan. Las nominaciones recibidas se estudian con detalle, y al final, todos los miembros, en mi caso los de la clase de química, votan, y tuve el honor de obtener la mayoría absoluta. Acepté entonces inmediatamente. Me informaron después que no había que aceptar, que ellos ya han hecho esa elección, y es una membresía para el resto de mi vida. Estoy realmente contenta con este honor, algo que jamás hubiera imaginado que pudiera ser parte de mi vida.
P: Pero ¿tú entras por algo en concreto, un proyecto en concreto, un estudio, una investigación concreta, o por tu carrera profesional en general?:
R: Yo diría más que por mi carrera profesional en general… por la química orgánica en general, y por la catálisis en particular. Digamos que todos los aspectos de la química tienen que estar representados en la academia, y en este momento era lo que necesitaban. En la academia se necesita que todas las disciplinas estén más o menos cubiertas. No somos un grupo de personas que sabemos de todo, somos un grupo de personas que sabemos mucho de diferentes aspectos específicos de la ciencia, química en nuestro caso. Y solo juntos podemos hacer el trabajo de la clase de química de la Academia, entre otros, el de discutir e investigar cual son los mayores descubrimientos en el área de química que se merecen ser galardonados según el testamento de Alfred Nobel.
P: Votar para los Premios Nobel es algo increíble, ¿no? Eres la primera española que lo realiza, ¿ya has votado para unos premios Nobel?:
R: Sí, he votado ya una vez.
P: Y, ¿cómo ha sido?:
R: Muy interesante. En la academia hay un grupo, ahora mismo cuatro o cinco miembros, que se dedican durante todo el año a trabajar de manera muy intensa en las nominaciones de los premios Nobel y en presentar cuáles son las posibles áreas, en nuestro caso de química, que podrían merecer ser galardonadas con un premio Nobel en ese momento. Trabajamos con las nominaciones que nos llegan de todo el mundo. Luego ellos nos los presentan al resto de la clase de química. Durante el año, todos los meses nos juntamos para discutir intensamente. Cuando estamos más o menos todos en una dirección, pues se hace un voto final. Emites tu voto y te dan una pequeña medallita que imita la medalla Nobel como conmemoración de ese voto, así que yo ya tengo mi primera medalla. No tiene ningún valor material, pero mucho sentimental.
P: Se podría decir que has llegado al top de tu especialidad, de tu profesión:
R: No sé si es el top… la investigación siempre continúa. Pero, de manera personal, el entrar en la Academia me hace sentir muy contenta, y sí, estoy muy orgullosa por esta oportunidad. Esto es de por vida también, entonces haga lo que haga, siempre voy a ser un miembro de la Academia. Y haga lo que haga siempre voy a poder influenciar, no solo en los premios Nobel, sino en otras cuestiones relacionadas con la educación y la ciencia. La Academia también se encarga de otorgar muchos otros premios. Y también estamos en muchos otros ámbitos relacionados con la ciencia. Por ejemplo, en la brecha de género que existe, ahí la Academia tiene un papel muy importante. Es un tema que debatimos mucho, que investigamos, que organizamos incluso seminarios. Trabajamos con directrices que puedan minimizar esta diferencia tan grande que hay entre hombres y mujeres en el ámbito STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas).
P: Te quería preguntar por ese tema, por la mujer y la ciencia. La academia sueca busca la paridad, como comentas, y el tratar de visibilizar a la mujer en la ciencia que, si no me equivoco, ha estado tapada y ahora, poco a poco, se está tratando de impulsar:
R: La paridad es muy difícil de implantar. Uno no puede imponer paridad directamente porque nosotros nos guiamos por el criterio científico (que no tiene genero) y por las nominaciones que nos llegan. Pero cuando observamos las nominaciones a los premios Nobel que recibimos, vemos que los hombres son nominados mucho más que mujeres. El porcentaje de mujeres nominadas está muy muy lejos del porcentaje existente de mujeres científicas en el mundo. Investigamos y hablamos de esto continuamente, e intentamos instalar directrices que al menos hagan a la sociedad ser más consciente de este gran problema.
P: ¿Han tenido menos oportunidades las mujeres que los hombres en la búsqueda de esa excelencia científica?:
R: Sí, es un mundo de hombres. Es algo que no se puede solucionar desde la Academia totalmente. A través de las universidades también se están haciendo muchas cosas. Como por ejemplo que el género de profesores o catedráticos en una universidad sea más equitativo. Y, desde ahí, se abren más puertas a las mujeres y habrá más investigación hecha por mujeres. Creo que poco a poco vamos a ir viendo un incremento del papel de la mujer en las ciencias, y la influencia de las mujeres en todos los aspectos de la sociedad. El problema es que este avance va muy lento. A modo de ejemplo, la Unión Europea cuando da proyectos de investigación a jóvenes de cierta “edad científica”, si eres mujer tienen en cuenta si has tenido hijos, y te dan una ventaja temporal de dos años por hijo. Esto es muy importante. La edad en la que la mayoría de mujeres se plantea ser madre hoy en día, es la edad en la que tienes que hacer una investigación más intensa, para sacar una plaza, o para el objetivo que te plantees. Es muy importante que las mujeres de hoy no tengan que sentir que tienen que decidir entre ser madre o científica excelente. Medidas que eviten esto tienen el 200% de mi apoyo. Creará una sociedad científica que refleje nuestra sociedad, en las que todos, hombres y mujeres, van a sentirse mucho mejor.
P: ¿Qué supone para ti ser la primera española en formar parte de la Real Academia de las Ciencias Suecas?:
R: Pues un orgullo, ni me lo creía. Para mí es un orgullo el llevar un punto de vista diferente a la Academia, una educación diferente, y también el ejemplo que como mujer pueda dar a todas chicas y niñas que por suerte vienen pisando muy fuerte detrás de mí. O sea, todo es posible, nadie debe quedarse atrás de otro, que no influya ningún sesgo, los sesgos de género en mi caso particular… Y sí, es algo de lo que me siento muy orgullosa, y que quiero hacer lo mejor que pueda.
P: ¿Consideras que has recibido el reconocimiento suficiente desde España, desde las administraciones, desde la comunidad científica, desde el propio municipio, desde El Espinar, por haber llegado donde has llegado?:
R: Yo no pienso mucho en el reconocimiento. Yo creo que es mi viaje personal, y el viaje que yo quiero llevar conmigo misma y con los míos, y en el que yo me sienta satisfecha, y en el que yo quiera invertir el resto de mis días. Creo que es muy importante que lo que uno haga sea algo de lo que se sienta orgulloso y se disfrute. Si tu entorno también está en eso, pues por supuesto, eso significa muchísimo para mí. Mi familia, sé que están muy orgullosos, y sin su apoyo no sería mi yo de hoy. También he recibido continuamente un gran apoyo de la gente de a pie de El Espinar.
La vida me ha llevado por donde me ha llevado porque… no sé, tengo mis objetivos, me encanta la enseñanza, me encanta la investigación… uno, durante la vida, uno tiene que elegir. Y hay que tomar riesgos. Pero entonces yo pienso… Cuando llegue el final de tus días, ¿de qué vas a estar orgulloso? Y esto debe ser de lo que has hecho y de cómo lo has hecho, y principalmente de cómo te sientas tú con ello.
P: Más que pensar en los reconocimientos piensas en lo que vas a dejar. Pero, al responderme eso, entiendo que no los has recibido. No se han fijado en ti medios de comunicación nacionales al ser la única española que ha ingresado en la academia, que ha votado para los premios Nobel:
R: Bueno la entrada en la Academia de las Ciencias de Suecia ha sido hace poco. En el mundo científico, sí, por supuesto la Real Academia Española de Química. Ahí tengo muchos contactos, y también desde entornos científicos de todo el mundo, que han escrito para expresar su apoyo. Pero más a nivel científico, y a lo mejor sí que he visto algún artículo así a nivel más local. Entrevistas no. La tuya.
P: Bueno con esta entrevista vas a saltar a la fama Belén (entre risas). ¿Cómo de importante es la química para nuestro día a día?
R: Lo es todo, es que no hay vida sin química, es que todo tiene química. Y me alegro que me hagas esa pregunta, porque no vamos a tener futuro sin química. Ahora que sabemos los cambios climáticos que estamos viviendo, las emisiones de CO2 que tenemos que reducir de manera drástica… y cómo vamos a hacer eso sin química.
Hoy no podemos vivir sin plásticos, sin materiales, sin ropas, sin detergentes, sin comida… para los cultivos se necesitan fertilizantes que también hay que hacer y cuando se producen también contaminan. La química, desde la base de esos procesos químicos tiene un factor fundamental, y es que para todo lo que desarrollamos ahora tenemos que tener en cuenta la sostenibilidad. Si antes se hacía un proceso catalítico con emisiones de CO2, ahora ya no puede ser. Ahora tengo que buscar otra manera de hacer lo mismo, como sea, que no produzca CO2, desde abajo hay que empezar, hay que cambiar de manera radical. Y la química sostenible es la única manera que yo veo de poder alargar lo que esta tierra nos está dando.
P: Cuando tú acabaste tus estudios, has comentado que buscaste salida en otro país que no fuera España porque no se valoraba la química igual que en otros sitios como es en Suecia. Has dicho que sí que ha mejorado algo, pero te voy a preguntar por la salud actual de la química en España, el apoyo que recibe la ciencia de la química en España:
R: No es que la química no se valorara en España, se valora muchísimo. En España hay una cantidad de químicos extraordinarios, pero extraordinarios. ¿Qué es lo que falta, o faltaba, en España? Industria química. Entonces muchos de los que hemos estudiado químicas pues veíamos en la universidad y en la enseñanza la única salida, entonces digamos que la universidad, que era donde yo realmente quería trabajar, estaba saturada… y cuando está saturada y no hay tanta financiación, pues te puedes mover muy poco…puedes tener unas ideas magníficas para hacer química, pero te falta financiación, te faltan estudiantes…la poca financiación que hay la tienes que compartir entre muchos más. Por eso me fui a Suecia. Porque en el norte de Europa, si hay alguien con potencial le dan el presupuesto, le dan la posibilidad de tener estudiantes desde el principio, el laboratorio, le dan los medios, le dan el salario y le dan cuatro años para probar, claro está tras un proceso de selección. Pero al menos puedes tener esa posibilidad. Luego ya tienes que luchar un montón también, pero eso no estaba en ese momento en España…
Ahora España está mucho mejor que hace 16 o 18 años, a lo mejor no me hubiera ido si me hubiera tocado vivir los tiempos de ahora, pero tampoco tiene sentido preguntárselo, porque entonces mi yo de hoy no sería mi yo de hoy.
P: Llevas, como has dicho, muchos años fuera de España, ¿qué es lo que más echas de menos y, en concreto, como estamos hablando del municipio de El Espinar, qué es lo que más echas de menos del municipio? Aparte de tu familia, que es lo que será lo primero:
R: La familia lo primero. Y El Espinar, mis raíces siempre serán las raíces, por eso para mí es tan importante venir tanto a El Espinar… para que mis hijos vengan y echen raíces, porque quiero que en el futuro también tengan recuerdos como los que yo tengo. Yo soy parte sueca y parte española, y tengo ahí mis raíces, creo que es muy importante saber de dónde venimos y dónde llegamos, y por eso para mí es muy importante seguir viniendo aquí, siempre que pueda.
P: Yo te hablo ahora como espinariego, y es que es un orgullo que una vecina como tú, una espinariega, haya llegado donde has llegado. A otorgar los premios Nobel, a conseguir todos los premios que has recibido, a ser catedrática de la Universidad de Estocolmo, a impartir clase a futuros científicos y científicas… yo creo que tenemos que tenerte muy presente y a un nivel muy alto, porque es todo un orgullo para nosotros.
Muchísimos gracias por tu tiempo. Esperemos verte por aquí más veces, que ya me has comentado que tienes una casa aquí, así que te vamos a ver cuando te puedas escapar de allí, y nada, de verdad que gracias y que sigas enseñando e investigando por todos nosotros:
R: Muchas gracias por este momento, y vamos, El Espinar conmigo va donde sea.