EL TIEMPO ES NOTICIA
Fernando Villalba Pinto (@srvillalba)
El protagonismo de las DANA no es algo nuevo en esta sección del periódico. El nombre de estas perturbaciones atmosféricas, tan habituales en el otoño, ya es casi tan conocido como su antigua denominación de ‘gota fría’. Pero la ocurrida a finales del mes de octubre de 2024 desgraciadamente no va a pasar a la historia como una DANA más.
El tiempo transcurrido desde el día de la catástrofe en Valencia ha posibilitado la aparición de los primeros análisis de lo ocurrido aquel día, lo que ayuda a explicar desde un punto de vista meteorológico la magnitud del fenómeno y por qué fue tan devastador.
Al menos en cinco municipios que contaban con estación meteorológica se pudieron medir aquel día más de 500 l/m² de lluvia: Turís, Real, Chiva, Buñol y Macastre (zonas más oscuras del mapa). Es decir, más de lo que cae en Segovia capital en un año, unos 479 litros en promedio. En las dos primeras localidades mencionadas, se registraron más de 600, y el valor medido más abultado se hizo desde una estación oficial de AEMET, también en Turís: 771.8 l/m². Este valor ha supuesto la segunda mayor cantidad de lluvia medida en un día en la historia de España, sólo por detrás de lo que cayó en Oliva entre los días 3 y 4 de noviembre de 1987 (817 l/m²). Más allá de la inimaginable cantidad de lluvia caída en esas 24 horas, es especialmente remarcable el hecho de que en tan sólo una hora se registraran 184,6 l/m², una cantidad nunca registrada en nuestro país y que explica los enormes desbordamientos que tuvieron las ramblas y arroyos de la zona, incapaces de canalizar semejante cantidad de agua. Por poner un poco en contexto a estas cifras, durante la DANA del 3 de septiembre del año pasado, se midieron a lo largo de todo el día en la estación de AEMET de San Rafael 158 l/m² (fue récord en 24 horas), los cuales fueron suficientes para dejar abundantes destrozos en el pueblo. Bien, pues en Turís cayeron 184 en una sólo hora. Y los 771 litros del 29 de octubre superan el promedio de lo que llueve en El Espinar en un año entero, pero concentrado en un solo día. Imaginen.
Después de tanto dato -necesario, pues al final es la información más fidedigna que tenemos- cabe preguntarse las razones por las cuales esta DANA ha sido tan catastrófica. Hay que tener en cuenta que la costa mediterránea española tiene un largo historial de lluvias torrenciales con devastadoras consecuencias. En esta ocasión, la DANA se situó encima del estrecho de Gibraltar, una zona ideal para que en la provincia de Valencia, por su ubicación geográfica y orografía, llueva con mucha intensidad. Dicha posición de la DANA provocó una entrada constante de vientos muy húmedos desde el mar que, entre otros factores, al interactuar con la serranía costera del sur de Valencia se elevaran condensando su humedad, dejando lluvia. Debido a ese flujo húmedo de aire se generó lo que se conoce como tren convectivo, consistente en tormentas que se desplazan en línea, una tras otra, sobre una misma área. El problema fue que esa línea de tormentas se mantuvo durante horas prácticamente estática, sin moverse, razón por la cual llovió tal cantidad de agua en aquellas regiones.
No obstante, y aunque este artículo versa sobre las cuestiones meteorológicas, para entender que tal diluvio se tradujera en la emergencia social que ya todos conocemos, resulta igualmente necesario mencionar el resto de las causas que a ello contribuyeron.
Por un lado, y como es fácil de imaginarse, la ingente cantidad de agua caída se trasladó en una crecida monumental de los barrancos, los cuales experimentaron un aumento súbito y gigantesco de su caudal. La rambla o barranco del Poyo, que habitualmente está seco, recogió el agua de aquellas zonas donde más llovió y llegó a transportar cuatro veces el caudal medio del río Ebro. Su caudal alcanzó una magnitud de casi 2.000 m³/s, valor al que estadísticamente se estima que pueda alcanzar una vez cada 500 años.
Además de que ante un evento tan excepcional sea muy difícil evitar que la rambla se desborde, las formas del terreno en las zonas más afectadas por la riada y el alto grado de impermeabilización que allí tiene el suelo agravan aún la situación. Los pueblos inundados se encuentran sobre un área que, de forma natural, el río anega cuando desborda su cauce al ser espacios donde el agua busca su salida natural en momentos de crecida.
Esta impermeabilización de la superficie, y un gran desarrollo urbanístico lleno de obstáculos (estructuras arquitectónicas, mobiliario urbano, muros, vehículos) obstruyeron, recanalizaron y concentraron los flujos en zonas donde naturalmente podría dispersarse el agua.
Por último, cabe mencionar que, como cada vez está más demostrado, el cambio climático puede estar reforzando estos fenómenos fundamentalmente debido a unas temperaturas, tanto ambiental como marítima, que año a año van aumentando, lo que potencia la intensidad de estos fenómenos.
No cabe duda de que eventos atmosféricos extremos similares volverán a ocurrir en el futuro, forman parte de los ciclos de la naturaleza. Sin embargo, con los medios y el conocimiento actuales, lo que no deberíamos volver a permitir es que estos fenómenos naturales causen tamañas tragedias.